miércoles, 7 de noviembre de 2007

Comentario 5 EL ORDEN DISCURSIVO EN EL AULA: ANÁLISIS DE ESTRATEGIAS Y RECURSOS.




Es un hecho innegable que el profesor trabaja con un discurso. Parte de él, a veces lo padece y se encuentra en una lucha diaria por que este discurso alcance a todos, sea claro y diáfano, evite malas interpretaciones y que llegue a la profundidad que quiere o que puede el profesor. Si además de ello le agregamos que ese discurso debe tener por intencionalidad el desarrollo de aprendizajes, la situación se torna más compleja. Al parecer ya se han superado en muchos lugares los paradigmas de clases magistrales y grandes discursos que más bien son monólogos enmascarados.

Actualmente se busca la dialoguicidad, la participación, la construcción social del conocimiento y la obtención de habilidades para la vida. sin embargo poco se repara en los modos disfrazados en que los sistemas reproducen socialmente los mecanismos de dominación y embrutecimiento del ser humano. Mucho se critica de los medios, ya sean los masivos como la radio, el cine, la televisión y la Internet, dentro o fuera del aula, y poco se nota la manera explícita de la dominación, misma que en algún modo se expresa en la semántica misma del lenguaje utilizado en esos medios.

Existen, ciertamente como lo explica Kaplún, medios que hablan, y medios para hablar. Si tomamos al lenguaje hablado como paradigma, nos encontramos de inmediato con que el lenguaje y el discurso no puede ser tomado como un mero “proceso ideal” a la manera de Habermas, cayendo en el formalismo procedimental o de la manera más simplista en que muchos comunicadores caen. Me parece que lenguaje y discurso se asemejan más en su acción y reacción a una compleja red, que a una línea de “ida y vuelta”. En ese sentido, la comunicación en el aula altera la estructura de la información presente en cada una de las cabezas de los integrantes de una clase. Cada mensaje provoca reacciónes diferentes en cada uno de los nodos.

Al analizar las prácticas y los procedimientos de los profesores podemos encontrar indicios de ello. Podemos también encontrar rastros bastante evidentes de formas de control y dominio. Esto es necesario bajo la forma que reviste nuestra educación actual. Mantener el control de la atención y la imposición del lógos del profesor –experto en la materia- hacia unos discentes que se marcan como lo vacío que hay que ser llenado, la misma dinámica educativa necesita del control para cumplir su cometido.

Lejos estamos aún de los días en que la educación sea un proceso placentero y deleitable. Toda educación nos lleva a un autocontrol en algún sentido, ya sea en el de aventurar conjeturas apresuradas, o en el de la comprensión y dominio de las emociones, como en el de la ética. Tal vez ese elemento de autocontrol no sea más que la interiorización de normas y premios y castigos. Es ridículo que el ser humano funcione con alicientes tan pedestres, sin embargo es un hecho de la psicología humana que funcionan para educar la impaciencia del educando.

Un control en su justa medida no es nocivo; de hecho es un requisito indispensable en toda situación educativa, y me atrevo a afirmar, que se le necesita incluso ahí donde la gente acude libre y gustosamente a aprender algo. Ciertamente, como detectan Kevorkian y Piaggio, el anteponer el control discursivo al objeto de estudio es caer en un suelo que casi cualquier docente ha tenido que pisar. No hay que obviar entonces pues, que un ambiente de orden discursivo en necesario en cualquier situación que implique una comunicación interactiva entre seres interesados en comunicarse.

Reflexiono en que la figura medieval del magíster ha venido deslavando y desfigurándose cada día más. Hoy se apuesta a que el maestro sea un coordinador, un facilitador de aprendizajes, una persona que no tenga miedo de ceder su poder y distribuirlo entre sus alumnos. Se pide que sea una persona con las cualidades de un buen conductor de concursos, y que a la vez cuente con la seriedad de un docente experto en lo que sabe. Que tenga la firmeza de carácter para que la clase no se vuelva un circo, pero que tenga a la vez el corazón abierto para lograr la empatía con sus alumnos.

Se critica al lenguaje y los procedimientos del profesor, como encubridores de un sistema de control que el mismo padece y reproduce, pero yo me pregunto si ese profesor ha tenido las herramientas que sienten las condiciones de su cambio. Si ha de modificar su lenguaje, me aventuro a decir que alguna parte de su estructura del mundo se modificará en la misma medida, lenguaje y redes neuronales se implican de una manera apenas sospechada. No en vano alguna vez Wittgenstein declaró que los límites del nuestro lenguaje son los límites de nuestro mundo. La mera conciencia del error no introduce nada nuevo, hace falta la exploración de vías alternas. La educación debe cambiar, eso me parece evidente y plausible. Las manera en que lo ha venido haciendo muchas veces son apuestas a los medios sin reflexionar en el cambio que se debe generar en el interior del hombre que se quiere educar. Por otro lado, mientras fuera de las aulas la misma sociedad se fragmenta en los mismos sistemas de control y engaño, poco hará realmente cambiar la manera de educar y ser educado.

Las palabras reflejan el mundo?

No lo sé con certeza, lo que sí puedo afirmar es que son la ventana al mundo interior. La magia de un profesor que utiliza su lenguaje de manera peculiar, es que nos lleva a pequeños vistazos de su mundo interno y los comparte con nosotros. El infierno cuando solo esa palabra es válida y cuando se impone como monólogo y como la única verdad.

Comentario 4 “creando el futuro, mindware y metacurrículum” de Perkins




Definir la inteligencia ha sido una de las obsesiones de la psicología en todas sus variantes desde hace muchos años. Y es que una de las empresas más grandes en psicología tiene precisamente que ver con el proceso de aprendizaje y el desarrollo de la inteligencia. Para algunos autores y corrientes, ésta se encuentra de manera determinada por la genetica y la filogenia, mientras que para otras corrientes y autores, la inteligencia es un proceso dinámico que puede en mayor o en menor medida –dependiendo de la escuela- ser modificada o incrementada.

El punto es que podemos encontrar dos divisiónes básicas en la opinión de los expertos en el tema. Personalmente me parece que la inteligencia es algo que si bien tiene condicionantes filogenéticos, no queda absolutamente determinada por éstos, sino que una gran influencia tiene que ver con el medio, el tipo de experiencias de desarrollo y el tipo de problemas que tiene una persona que resolver a lo largo de su vida. A mi me parece que la inteligencia puede moldearse y reestructurarse en cualquier momento de la vida, sin embargo no hay que olvidar que el cerebro, así como todo nuestro cuerpo sufre degeneraciones el tiempo que limitan su propia plasticidad. Las redes neuronales se modifican, pero si alguien no aprende temprano le será más difícil hacerlo.

En este sentido es que Perkins comienza a hablar de la inteligencia, proponiendo un término que no suena tan descabellado; el habla de mindware; esta palabra describiría el cúmulo de elementos que conforman la inteligencia de una persona, así como el software combina elementos operacionales que permiten resolver problemas concretos.

El mindware estaría formado por estrategias, actitudes y hábitos adquiridos en la práctica concreta de una persona, y estaría orientado a resolver problemas y a ser auto conciente de los procesos de resolución de los mismos.

Las corrientes psicológicas innatistas de la inteligencia se encuentran enfrentadas a aquellas que consideran una visión experiencial, neural o reflexiva de la inteligencia. Sin ahondar en ellas, diremos que Perkins intenta conjuntar estas tres últimas visiones en una que integre estos elementos de manera orgánica, pues la inteligencia es orgánica y avanza en saltos cualitativos que tienen que ver con el acomodo del mapeo neuronal y con la integración en esas redes neuronales, de la experiencia resolutiva de problemas.

La ventaja que ofrece el concepto introducido por Perkins, tiene que ver con la mera adquisión de conocimientos, datos y procedimientos mecánicos. El mindware proporciona herramientas de meta-cognición, es decir, no solamente saber algo, sino saber como es que lo sé. Esto representa una alternativa a los medios tradicionales de aprendizaje, puesto que un estudiante que sabe como saber algo es cualitativa y operacionalmente aventajado con respecto del que no sabe como aprender.

El efecto más inmediato se reflejaría directamente sobre el meta currículum del estudiante, mientras que la visión estática de la inteligencia intentaría incidir principalmente en el currículum.

martes, 6 de noviembre de 2007

Comentario # 3 “ De fines y de medios en comunicación”

en resultados.


Quisiera comenzar mi comentario con este cuento:

Dicen que en un reino muy lejano existió un mago muy reconocido por su sabiduría y su ciencia. Tenía la habilidad de curar las dolencias de los que a él se allegaban, y tenía la habilidad de formular hechizos que, a veces sin saberlo, terminaban en manos inadecuadas y producían una serie de líos que a veces ni él era capaz de desembrollar.

Cuentan que una vez el Rey tuvo una pesadilla y vio como se acercaban a él serpientes a su lecho que querían arrancarle su corona. Una vez despierto, y dándose cuenta de su pesadilla, manda a llamar a este mago al palacio y le pide que le conjure un remedio contra su mal. El mago, al ver esta situación le da al Rey una pócima benigna cuyo poder le hacía estar consciente mientras que en realidad parecía estar durmiendo.

Viéndose con pócima en mano, el Rey toma el brebaje y anuncia tener mucho cansancio y deseos de ir a dormir. Esa noche se acercan a su lecho el primer ministro y la Reina y planean una alianza para matarle, pues el pueblo está muy enojado por los malos manejos del reino.

A la mañana siguiente, manda a llamar de nuevo al mago y le dice:

-Gran Mago: he descifrado el significado de mi sueño, necesito una pócima para que mi pueblo me ame. Te daré un gran suma y haré tu nombre grabar en oro si puedes hacer mi deseo realidad.- Viéndose tentado por la oferta, accede a preparar la pócima y regresa a los tres días con un pequeño frasquito.

-vierte unas cuantas gotas de este conjuro a media noche en la única fuente de agua del reino y al amanecer el problema se habrá solucionado-Dijo el Mago.

Esa misma noche el Rey vertía hasta vaciarse el conjuro en el único manantial del reino y regresa a su castillo a esperar; cuando la mañana despunta, todos se encuentran encantados por el hechizo al beber el agua fresca de la mañana. Maravillosamente los lugareños empezaron a comentar las hazañas del rey y sus logros, y al extenderse el efecto del hechizo, todos querían ir a ver al rey para expresarle su agradecimiento. Salían caravanas que se encontraban con caravanas que habían salido ya antes para encontrar el castillo al que llegaban cada vez más personas que querían ver al rey. Los guardias no se daban abasto para reprimir la animosidad masiva que empezaba a derrumbar las puertas del castillo, hasta que la horda de admiradores y fervientes aldeanos vence la fragilidad de las puertas e ingresa en tropel hasta la cámara del Rey, quien yacía debajo su lecho muerto de miedo.

Al ingresar la turba en el recinto encuentran a su admirado rey y comienzan a disputarse el saludo, el estrechar la mano, pedirle un autógrafo, un rizo de su cabello, su bata, un dedo, un pie, una oreja…

En unos minutos, los enloquecidos y pobres aldeanos habían hecho desparecer al Rey en un éxtasis de alabanza y febril admiración.

La moraleja de esta historia niños… es que un buen remedio empleado de manera inadecuada puede traer consigo resultados desastrosos.

Lo mismo se puede aplicar a la educación. Los recursos electrónicos no son la panacea a las dolencias educativas, y su uso acrítico, unilateral y adoctrinante reproduce de hecho los mecanismos por los que una “forma de vida” -en el sentido de Wittgenstein- se mantiene y prospera. Son nuestros prejuicios que, como individuos educados en un sistema determinado, se cuelan por la puerta trasera de nuestra consciencia, y se expresan en actitudes y procedimientos igual de unívocos, dogmáticos e intolerantes.

En este sentido es que el uso de las nuevas tecnologías aplicadas a la educación es un tema espinoso, puesto que no garantizan por un lado el aprendizaje relevante y por el otro lado pueden ser una simple transfusión del un mismo discurso monológico en un medio diferente al del profesor, además de que en las prácticas educativas verticales y “bancarias” en sentido Freireano, se reproduce un tipo de ser humano “apto” para insertarse en la lógica productiva. Es en este sentido que remarca Kaplún, que la prensa, el cine, la radio, e incluso la Internet pueden convertirse en medio para que la gente hable, se exprese, se informe y opine públicamente, es decir, ejerza su derecho de ciudadanía, o suceda exactamente lo contrario, y a la manera en que Orwell lo describía en su “1984”, estos medios se convierten en una extensión del control del sistema y de su monologuicidad intolerante.

El mago aquí somos nosotros como profesores. Me parece cada día más claro que uno tiene que hacer magia para lograr aprendizajes. Y hablo de la magia en el sentido de una arte cultivada en el producir efectos y sensaciones. Si ya se entiende que en el conocimiento y el aprendizaje intervienen los 5 sentidos, es imposible que sigamos dando clases involucrando solamente uno o dos sentidos. La magia aquí radica en el hecho de poder despertar la imaginación de los alumnos, y para eso no se precisa necesariamente de un monitor y computadora en el salón. Son, nuevamente, instrumentos que bien empleados, producen resultados.

lunes, 5 de noviembre de 2007

Comentario 2 "Comunicación en el aula"



Hablar de comunicación efectiva implica tomar en cuenta un cúmulo de factores que rebasan el esquema tradicional de comunicación. Bajo la mirada de este, el fenómeno de la comunicación puede ser reducido a un proceso análogo al que se da entre ordenadores o entre ordenadores y máquinas. Es decir, en términos de cómo un estímulo o input produce una cierta respuesta u ouput. Bajo esta simplificación, ciertamente es posible concebir modelos que predigan una serie de acontecimientos comunicativos entre sistemas lógicos –como el software de una computadora- o entre aparatos que compartan cierto nivel de comunicación. Lo que se pone en duda, es la efectividad de esta simplificación para fenómenos más complejos en la comunicación del ser humano. Así, como reacción a las simplificaciones conductistas, se han generado concepciones sobre la comunicación alternativas y que incorporan en su visión diferentes aspectos importantes para el análisis del fenómeno.

En este momento nos interesa centrar el enfoque en la situación comunicativa en el aula. Sin ánimo de caer en obviedades, se hace cada día más necesaria la transformación de los sistemas de enseñanza en ámbitos abiertos a la formación del hombre y de la mujer de acuerdo a los tiempos en que estos vivirán. Las antiguas pedagogías de corte tradicional e incluso las que se consideran modernas por incorporar aspectos tecnológicos no están dando resultados efectivos que permitan la adecuada inserción del ser humano en un mundo que dicta estándares cada día más altos. La situación que viven los jóvenes en el mundo contemporáneo demanda de ellos habilidades perdurables para toda la vida que garanticen su movilidad en un mundo de información y tecnologías.

Si bien los tiempo dictan que la educación se centre mucho más en el alumno y su proceso de aprendizaje, aún no se ha llegado al punto en que cada escuela sea considerada un espacio abierto al descubrimiento y la investigación, sino todo lo contrario, aún mantiene su vigencia de control la pedagogía tradicional como mera transmisora de información y no como una pedagogía de la comunicación, que es requisito básico para la mentalidad democrática que se pretende formar. Sabido es, que en la forma de relacionarse los sistemas de enseñanza con el discente, se encubren relaciones de poder, dominio e ideología. No será lugar aquí para discutirlo, solo baste decir que el rol del docente, del sistema educativo y de los recursos o tecnologías que se empleen en la educación tienen que ser criticados reflexivamente para no dar por supuestos algunos principios transformadores de la práctica docente en particular.

Así, el sistema educativo tiene tres grandes áreas de oportunidad para transformarse en un sistema que promueva el desarrollo autónomo del ser humano, a saber: transformar la escuela en un espacio de exploración y descubrimiento. Espacio cuya epistemología será radicalmente diferente a la denominada “educación bancaria” descrita por Freire. Para esta epistemología implícita en el modelo tradicional, el conocimiento es un objeto manipulable en el solipsismo de la mente, sin relación necesaria con el entorno, el tiempo y los pares. El aprendizaje consiste en una mera acumulación de datos que después estarán dispuestos a su recuperación.

La primer gran misión de la educación para este nuevo siglo, es acercar el conocimiento de tal manera que el proceso de descubrimiento vaya modificando las estructuras del individuo de tal manera que lo impacte y lo motive a descubrir e investigar más.

La segunda consiste en algo que se detecta como un “modo de producción fabril” dentro de la lógica de la enseñanza. Desenmascarar dicho modo de producción implica pues, moverse en el plano de las ideologías y cómo estas se condensan en prácticas concretas al interior del aula.

La tercer gran misión se refiere a los roles que se juegan dentro del salón de clases. Bajo el término rol, se entiende una serie de prácticas definitorias de la posición que juega un individuo dentro de una cierta dinámica de interacción con otros individuos. Los roles que se juegan en la enseñanza tradicional son verticales y fonológicos de arriba hacia abajo. Justo es en la cuestión de la comunicación donde hemos de centrar nuestra atención.

Ya Heiddeger había anunciado que “el ser que puede ser entendido es lenguaje”, esto es, que el ser humano en particular tiene un configuración lenguagica por así decirlo, que se traduce a cada momento de su ser en una comunicación no necesariamente verbal o bajo la forma de signos, sino como silencios, actitudes y gestos.

Para la formidable tarea de enseñar, es preciso poseer en una proporción adecuada un conocimiento profundo de la materia a enseñar, y un dominio de habilidades básicas para enseñar. Polémica hay sobre el lado hacia donde debería inclinarse la balanza, lo cierto es que no se puede -en definitiva-, enseñar sin conocimiento o sin habilidad. Una justa medida adecuada a cada persona es necesaria para lograr el equilibrio que permita una enseñanza efectiva.

Muchas veces se piensa que optimizar la enseñaza significa la introducción de medios, técnicas y recursos novedosos, de “moda” o “políticamente correctos”. Sin embargo se olvida que las herramientas de que se vale un profesor son neutras y responden a una intencionalidad humana. El cómo no se antepone al qué y al para qué. Las herramientas son “adecuadas” o “inadecuadas” para cierta situación. Y hay herramientas que no están diseñadas expresamente para cierto problema, pero que pueden ser útiles en ciertos casos, así como se puede utilizar un desarmador de cabeza plana en un tornillo con cabeza de “cruz”, pero no en todos los casos.

Lo que quiero remarcar con esto, es que las técnicas, medios y recursos dejan de ser adecuados para una situación cuando se pierde la proporción y la intención. Un elemento tecnológico en una aula automatizada puede, en efecto, convertirse en un instrumento de alienación y control, o convertirse en un recurso efectivo que apoye la labor docente.

Así, optimizar la enseñanza no implica por necesidad la introducción de elementos novedosos en sistemas viejos e inoperantes, sino la gestión efectiva de recursos disponibles en un sistema dinámico. Uno de los recursos más importantes de que dispone un docente es el lenguaje, entendiendo por éste, todo recurso que le permite comunicar, codificar y decodificar un mensaje, como lo es el lenguaje corporal, las inflexiones de la voz y el ritmo, etc. Es decir, todo aquello que hace operante un sistema de comunicación de manera efectiva en una situación de comunicación entre dos personas.

Aquello que se busca formar en los alumnos es, entre otras, una serie de habilidades y estrategias comunicativas. Habilidades que en su caso yo llamaría aplicativas en cuanto a su modo de expresión. Tomando en cuenta que existen habilidades meta-cognitivas que se refieren a la autoconciencia en los procesos de conocimiento, y también procesos lógicos que refuerzan las mismas habilidades. Dentro de las habilidades de la meta-cognición, se pretende que el alumno se ponga en relación con su proceso de aprendizaje de una manera autónoma y creativa. En este sentido, se pretenden desarrollar habilidades de aprendizaje que permanezcan para toda la vida, esto es, estrategias de búsqueda, procesamiento y recuperación de información en un m undo en que la información se vuelve cada vez más accesible, pero no queda tan clara la manera de utilizar esta información de una manera relevante y adecuada. Habilidades que serán necesarias para un nuevo siglo, el saber cómo es que se sabe aquello que se dice saber, implica una reflexión de nivel más profundo, puesto que implica ser auto conciente de procesos y estrategias que se lleva a cabo de manera individual y personal. Esto significa hacer notar al individuo el poder que tiene para sí mismo el seguir cierta estrategia de aprendizaje.

En cuanto a los procesos lógicos, nos referimos a las estrategias de inducción, deducción y valoración presentes en un discurso o en un acto comunicativo. Son procesos lógicos del pensamiento y reglas de argumentación que pretenden reducir la equivocidad en la comunicación y sentar un orden en la forma de presentación de las ideas. Esto resulta de vital importancia para estructurar un mensaje y codificarlo en una lengua.

Optimizar la comunicación implica invertir la menor cantidad de energía con la mayor cantidad de éxito. Esto trae consigo el ser consciente y capaz de movilizar los recursos personales para lograr que el receptor o la audiencia logren captar lo más fielmente posible el mensaje emitido. Aquí es preciso distinguir una cosa muy importante. Toda comunicación implica una transmisión de información, sin embargo, no es verdadero que toda información implica un acto de comunicación. Distinguir entre estos dos niveles es una sutileza muy útil para detectar dos procesos que en el fondo son radicalmente diferentes. Comunicar no es meramente informar, así como informar no necesariamente es comunicación. Para que se dé esta, es necesaria una serie de elementos que deberán estar presentes en dicha situación. Una de las distinciones más importantes reside en el hecho de que la información es en su forma más extrema unilateral, la comunicación es un acto dialógico. Esto es, mientras que para informar no es necesaria la participación activa de un receptor. Yo puedo informar a la población de una nueva medida o norma que hay que acatar y no necesitar comunicarme con los receptores de dicha medida. Las normas son de esta naturaleza, pero también los actos autoritarios y unilaterales. Informar es un acto solitario, unidireccional y que promueve en el fondo una pasividad latente. El espectador de televisión es el modelo de receptor pasivo ante un medio informativo. Se requiere un tratamiento especial en la información recibida para que se convierta de un medio unilateral en un medio que promueva situaciones de diálogo. El lector atento, el espectador que decide, que crítica, y en igual medida el usuario de la red que utiliza la información como un medio para comunicarse realmente son ejemplos que pueden realizar la mediación entre ambos polos.

A su vez, comunicar implica algo más que la simple transmisión de un mensaje y su confirmación. Si reducimos el esquema de la comunicación al receptor, al emisor, al medio o canal y al mensaje, como tradicionalmente se ha hecho, se pierden de vista elementos que son necesarios en una comunicación humana que se distingue por tener crestas y valles, silencios y gestos, reacciones, acuerdos y desacuerdos, en fin una gama extensa de elementos orgánicos que impiden reducir la comunicación a un mero intercambio mecánico. La verdadera comunicación participa de lo dialógico de una manera dialéctica, y en ella no es posible considerar neutralidades o equilibrios ideales entre individuos, sino todo lo contrario, que cada persona o grupo humano se comunica desde situaciones particulares y diferentesy que esto condiciona la manera en que la comunicación es realizada.

La apuesta educativa contemporánea, es una en la que la comunicación y el proceso de aprendizaje se centre en el receptor de esa enseñanza. Para ello es entonces preciso que los docentes sean capaces de reorganizar sus recursos personales hacia una comunicación efectiva dentro del salón de clases. Romper la dicotomía informar-comunicar para generar un aprendizaje significativo.al parecer, una comunicación que realmente promueva lo dialógico deberá ser: motivadora, persuasiva, estructurante del sistema de referencia del receptor, adaptable a cada situación y contexto, consistente con los recursos y mensajes utilizados, generalizadora e inteligible.

Bajo el supuesto de las ideologías, nos damos cuenta que una comunicación tradicional reproduce esquemas de ordenamiento de la realidad que limitan el crecimiento personal y limitan el aprendizaje. A una comunicación unilateral, dogmática, respetuosa de las jerarquías y de los procedimientos, orientada a productos y que establece distancia, le es propio un desenvolvimiento de individuos que respeten ciegamente las normas, que sean acríticos y reproduzcan el mismo dogmatismo con que fueron educados. Recordemos que las ideologías encuentran formas de interiorización y reproducción a través de la pedagogía implícita del salón de clase. Un estilo de comunicación efectiva, al par que mejora el rendimiento en el desempeño de la clase, fomenta condiciones de apropiación del discurso en los alumnos y de actitudes y habilidades sociales. La comunicación que fomente el desarrollo de un individuo tolerante, justo, reflexivo, tiene que ser una que reproduzca estos valores en su misma práctica, lo contrario solamente dejaría ver con ironía la contradicción entre las teorías y la práctica misma. Así, como conclusión considero que es importante que un docente sea reflexivo ante su propio proceso comunicativo al frente del aula. Una transformación verdadera no es posible sin este elemento reflexivo. Por otro lado, es preciso que el docente tenga una habilidad meta-cognoscitivala novedad. Hoy son los recursos digitales. Aún se está evaluando el impacto real que pueden llegar a tener y la manera en que modifiquen las estructuras cognitivas de los alumnos; lo cierto es que ningún medio será efectivo en cuanto la intencionalidad del docente no haya pasado por una disciplina, un control y una reflexión proporcional. desarrollada, para que pueda modelar en sus alumnos dicha habilidad, puesto que un mero acompañamiento teórico sin actividades de aprendizaje que le permitan al alumno descubrir sus propios procesos de aprendizaje, sería una verdadera perdida de tiempo y una reproducción más del mismo sistema que se pretende criticar o transformar. El docente del nuevo milenio tiene una tarea aún más eminente: el dominio de algunos elementos tecnológicos que cada dia están más de moda y que son el principal punto de referencia de las generaciones actuales. Si bien es cierto que se puede dar una excelente lección con nada más que un gis, un pizarrón y mucha creatividad, también es cierto que la incorporación de los medios digitales, los recursos tecnológicos de vanguardia y los elementos de la cultura audiovisual de la que son usuarios los jóvenes actuales, permiten una tradicción más efectiva de los mensajes en el aula. Nuevamente hay que tomar distancia con esta aseveración para no confundir el medio con el fin. Caer en la visión simplista implicaría permitir que los medios y recursos se conviertan en los principales motivadores de la clase sin introducir un elemento crítico y consciente del uso del medio. Esta aseveración vale en general para cualquier recurso, técnica, estrategia o medio que se emplee como apoyo a la labor docente. En su tiempo fueron las actividades las que dictaron la pauta de

Ya por último, y cerrando el tema de la comunicación quisiera decir que no basta el uso efectivo de las tecnologías, ni el dominio del tema a tratar, sin un uso estratégico de los recursos y habilidades comunicativas. Cada vez me parece más claro que el docente debe cultivar ciertas habilidades más cercanas al arte para lograr su cometido. En este sentido me refiero, con riesgo de sonar jocoso, al arte de la actuación y la improvisación, a la retórica y la oratoria o al empleo mesurado de elementos básicos de estas disciplinas. No es gratuito que los mejores comunicadores siempre tienen una especial proporción de estos elementos en su personalidad. Lograr la proporción es un camino y un viaje que no todo docente logra emprender, pero que si es consciente, en algún momento se habrá dado cuenta de que es así.

domingo, 4 de noviembre de 2007

Comentario 1"Instrumentación didáctica del trabajo en el aula"



MADEMS Filosofía

Comentario a la lectura: “La instrumentación didáctica del trabajo en el aula”

de Ofelia Eusse Zuloaga

Hablar acerca de didáctica resulta siempre problemático, en tanto no se entienda que dicha disciplina no es meramente un conjunto de prescripciones acerca del cómo enseñar, sin ir más allá de las técnicas y procedimientos que permitan alcanzar un aprendizaje determinado. Por el contrario, compete justamente a ella un reflexión teórica acerca de la acción educativa que revise los conceptos fundamentales en los que se funda la práctica docente, y que en la reflexión teórica amarrada en la experiencia cotidiana, transforme los modelos de enseñanza habituales, que son en su mayor parte de las veces ineficaces, debido a la inmovilidad y petrificación de las estructuras propias al docente y a las instituciones educativas.

Una reflexividad en cuanto a la didáctica de la disciplina implica pues, la constante adecuación de la teoría en la práctica, movimiento que parte del análisis de qué y para qué enseñar algo, de esta suerte, la didáctica se enfrenta a dos cuestiones vitales para lograr alcanzar metas educativas.

Me refiero, en pocas palabras a la relación existente entre los fines –implícitos o explícitos- de la acción educativa, consignados en objetivos, planes, programas, etc. Y el conjunto de técnicas, procedimientos y recursos movilizados en la toma de decisiones en lo que se conoce como instrumentación didáctica.

En la instrumentación didáctica se encarnan los objetivos y los fines que están latentes en una práctica docente, y dentro de ese proceso interactúan diversos elementos, como lo son las actividades de aprendizaje, los niveles afectivos en el interior de un grupo, las expectativas y los objetivos personales de alumnos y profesores, las limitaciones inherentes a la capacidad coordinadora del profesor, la motivación del alumno, etc. Todos estos factores son ya conocidos y analizados por la mayoría de las orientaciones teóricas de la enseñanza y el aprendizaje, no deja –sin embargo-, de ser necesaria una revisión de los conceptos asumidos en este articulo.

Así, como ya se mencionó, las actividades de aprendizaje tienen una importancia remarcable, en tanto que si son diseñadas con cuidado y reflexión, permiten lograr los objetivos de la práctica docente, mientras que una falta o deficiencia en la planeación o un uso acrítico y separado de los objetivos y de la relevancia pedagógica que sintonice con dichos objetivos, puede traducirse en un sabotaje para la clase.

De hecho, una de las causas más frecuentes en el fracaso de una práctica docente que integra dinámicas y actividades de aprendizaje, es el hecho de que se desconocen, por un lado los elementos que permiten lograr una actividad coherente y relevante, y por el otro lado, se utilizan como fines en sí, y no como un medio eficaz para lograr aprendizajes. En este sentido, el uso dogmático de la actividad de aprendizaje puede convertirse en uno de los obstáculos más difíciles de sortear para una transformación docente. Esto por que implica un proceder del docente que pasa siempre por el tamiz de una estructura cognitiva determinada, que en su caso denominaremos estereotipia. Dicha estructura es concientizada y modificada en tanto que el docente sea reflexivo y tome en cuenta los factores que intervienen en la dinámica educativa, sus interrelaciones y la sistematización crítica de experiencias docentes.

Una selección atinada y proporcional de las actividades de aprendizaje está circunscrita pues, al conocimiento que se tenga de la circunstancia en la que será aplicada, puesto que de tal conocimiento se puede sacar provecho adecuando la forma y el contenido a las peculiaridades del grupo en que será aplicada. Para ello es preciso tomar en cuenta la madurez del grupo, las capacidades del coordinador, las limitaciones de ambos integrantes, los recursos e incluso el estado afectivo del grupo y el “clima emocional” de la clase.

Parece ser que uno de los mejores manejos de actividad de clase se presenta cuando los actores de la dinámica pueden tomar decisiones e involucrarse en facetas del proceso de la actividad. En este caso, el trabajo en equipo se muestra como un medio que promueve la participación de los integrantes, la comunicación y la interacción en diversos niveles.

Ante cualquier actividad de aprendizaje, es sumamente deseable que se hagan adecuaciones que permitan que los estudiantes tengan una serie de experiencias con las que puedan integrar los contenidos. Así, responder al tipo de preguntas como: ¿esta actividad sirve a los objetivos propuestos?, ¿está acorde al nivel de madurez del alumno?¿promueven el aprendizaje? O ¿responden a las necesidades del grupo?.

De estas preguntas saldrán los criterios para modificar y adecuar las actividades a las necesidades reales del grupo y del docente.

El aprendizaje precisa ser sistematizado para que tenga eficacia y eficiencia, puesto que de experiencias sueltas e inconexas es sumamente difícil integrar lo esencial. Justo a través del sistema y del método es como las experiencias educativas pueden convertirse en condiciones para que el alumno se apropie significativamente del conocimiento.

Así, sistematización será la organización, planeación y selección de contenidos y recursos para el aprendizaje. Hablar de sistema implica hablar de métodos y criterios de sistematización. Por ello, cuando decimos que el aprendizaje precisa ser sistematizado, precisamos a la vez de un método que permita sistematizar tal aprendizaje. El método se convierte pues en la vía por la cuál se logra la traducción de los hechos o contenidos en un estructura epistémico que le permita al alumno ser auto consciente de su proceso de aprendizaje y tenga el control sobre del mismo. A la vez, el método traduce los fines u objetivos, en situaciones de aprendizaje que permitan la integración de los primeros en una estructura cognitiva que se mueve y se reacomoda a través de la interacción con los compañeros, con los recursos que sirven de mediadores entre la realidad interna y externa, y entre el grupo y el profesor. A esto le llamaremos metodología didáctica, que se condensa en actividades orientadas hacia los fines y objetivos previamente tratados, por medio de componentes operacionales, mismos que son todos aquellos procedimientos, técnicas y recursos que permiten la traducción de la que ya hablámos anteriormente. La metodología didáctica que se presenta en un salón de clase a través de la planeación que un docente realiza para su materia, tiene como límite la propia estructura o estereotipia del profesor y del grupo. Como toda relación dialéctica, la enseñanza aprendizaje no puede considerarse un desarrollo lineal y progresivo, sino una superposición de estados que devienen en un reacomodo de la misma estructura que intenta integrar los elementos que antes parecían inconexos. Como toda dialéctica aquí aparecen las contradicciones y los problemas que precisan ser superados e integrados.

Así pues, las actividades de aprendizaje constituyen uno de los momentos nodales de la enseñanza, y para su sistematización hace falta sistematizar a su vez las mismas actividades. Por ello no entenderemos una rutina fija de la actividad que por sis misma produzca aprendizajes, sino una aplicación proporcional a cada situación, pero que sin embargo, en la diferencia presente homogeneidad y coherencia. Esto puede lograrse a través del cuidado al diseñar e implementar como ya se menciona al principio. Para ello, se proponen tres conceptos que permiten un acercamiento metódico a la actividad, a saber: continuidad, secuencia e integración. Por continuidad, se entenderá la periodicidad con la que una actividad será realizada. Este es un elemento muy importante, dado que la continuidad forma el hábito, así como la inconstancia promueve la dispersión y la fragmentación.

Por secuencia se entenderá el orden y la profundidad en que es llevada la actividad, y puede ser tomado como un proceso que permita llevar de lo sencillo a lo complejo, o de lo concreto hacia lo abstracto de manera controlada. El último nivel sería la integración mediante la cual la estructura asimila y reacomoda las experiencias y los contenidos. En este nivel deberían poderse mostrar evidencias de que dicha estructura en efecto ha sido modificada.

De esta manera, la sistematización del aprendizaje expresado en actividades puede tomar como líneas generales de acción, que toda actividad presente tres momentos en los que los principios anteriormente descritos se cumplan. Dichos momentos son: apretura, desarrollo y cierre de la actividad de aprendizaje.

Se ha propuesto que la apertura permita al alumno recuperar y concienciar un cúmulo de información previa que ya posee sobre algún hecho. La apertura pretende poner a todos los participantes en un situación de reflexión de primer nivel por así decirlo, en la que pueda relacionarse con cierto conocimiento que está ya ubicado dentro de la estructura cognitiva del alumno. En este primer momento se evidencia que la información es de índole subjetiva, puede ser o no verosímil, o de opinión general. El objetivo es que esta información que ya tiene un lugar en su estructura cognitiva, sea re acomodada y ampliada.

La siguiente fase sería el desarrollo, momento en el cual se presenta nueva información relevante que confronte la estructura cognitiva del alumno. Dicha información deberá ser procesada, por ejemplo a través del análisis individual o grupal. Esto permitirá que se pongan en movimiento los elementos antes descritos. A través de la discusión, el debate, la lluvia de ideas, la confrontación de casos, etc., se puede lograr el análisis.

La última fase del proceso tiene que ver con la manera en que esta información es integrada y apropiada. Si hay una modificación en la estructura del alumno, esta deberá poder ser evidenciada en un producto más complejo, que maneje mayor profundidad reflexiva o mayor destreza aplicativa.

En conclusión, hay algunos lineamientos que pueden servir de criterio para elaborar y diseñar una actividad de aprendizaje. La importancia que reside en el diseño es tal que de ello puede resultar el éxito o el fracaso de un intervención educativa. El diseño de una actividad de aprendizaje debe tomar en cuenta las circunstancias de los alumnos y las capacidades y debilidades del profesor, pero esencialmente la relevancia de lo que se enseña más que en el medio y el contenido que se enseña. Es tan significativo esto, que una buena práctica docente puede consistir en recursos tan humildes como un pizarrón y un gis. Sin embargo, es importante integrar las nuevas tecnologías de manera proporcional dentro de un buen diseño de clase.

Y como en todo, no contar solo con lo planeado, sino con aquello que no estaba dentro del diseño, es decir: tener la capacidad de ser flexibles en nuestras prácticas y diseños de actividades de aprendizaje.